Siempre
estuve segura de que me había tocado la mamá más mala del mundo. Desde que era
muy pequeña, me obligaba a desayunar o a tomar algo por la mañana. Antes de ir
a la escuela, por lo menos debía tomar leche, mientras que otras madres ni se
ocupaban de eso. Me hacía un sándwich o me daba una fruta, cuando los demás niños
podían comprar papitas y comer otras cosas ricas. ¡Cómo me molestaba eso! Y
también sus palabras: "Come. ¡Anda! i No dejes sin terminar! ¡Acaba!
¡Hazlo bien! ¡Vuelve a hacerlo!". Y así siempre... Violó las reglas al
poner a trabajar a menores de edad, y me obligaba a tender mi cama, a ayudar en
la preparación de la comida y hacer algunos mandados. El más horrible era ir
por las tortillas con ese calor y las largas filas. ¡Cuánto trabajo!
Fui
creciendo y mi mamá se metía en todo: "¿Quiénes son tus amigas? ¿Quiénes
son sus mamás? ¿Dónde viven?..". Lo peor fue cuando empecé a tener amigos.
Mientras las otras amigas los podían ver a escondidas, yo los tenía que pasar
a la sala y presentarlos. ¡Era el colmo! Y el interrogatorio de costumbre:
"¿Cómo te llamas? ¿Dónde vives? ¿Qué estudias? ¿Trabajas?..". Los quehaceres
fueron en aumento... que barre, que arregla el clóset, todo eso era enfadosísimo.
Los años también pasaron. Me casé e inicié una nueva familia. Ahora soy madre
también, y en este 10 de mayo me he acercado a comulgar y con gran satisfacción
le he dado gracias al Señor por mi mamá.
Gracias al
cuidado que tuvo con mis alimentos crecí sana y fuerte, y cuando llegué a
enfermarme me cuidó con mucho cariño. Gracias a la atención que puso en mis
tareas logré terminar mi carrera. Gracias a que me enseñó a hacer labores en la
casa ahora tengo mi hogar limpio y ordenado y sé administrar mi hogar. Gracias
al cuidado que puso para que yo escogiera a mis amigas aún conservo algunas,
que son un verdadero tesoro... Gracias a que conoció a mis amigos, pude darme
cuenta quién era el mejor y ahora es mi esposo. "Gracias, Señor", le
dije desde el fondo de mi corazón, "por darme' a mi mamá, a mi mamá
querida, a quien sólo le vi defectos y no cualidades, a esa mamá, que me ha
amado tanto y me formó tan bien. Sólo te pido, Señor, que ahora que tengo mis
hijos, me consideren la mamá más mala del mundo".
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